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Pandolfi y su llegada a Chacarita

Carlos Alberto Pandolfi no es un recién llegado al mundo del fútbol. Aunque su oportunidad de integrar un equipo de posibilidades solo arribó en 1972, su nombre es conocido por el gran público a partir de 1969, aunque con poca fuerza hasta este buen espaldarazo en Chacarita. Sin embargo, y a pesar de todo, muestra en todas sus actitudes una madurez inusual dentro de esta gran tómbola de desubicados, de aventureros, de escaladores. «Al fin y al cabo yo no soy mas que un jugador de fútbol… Nada mas…», declara con toda la sensatez del mundo.

Y mientras tanto, trabaja silenciosamente en el gremio, bregando para que, de una vez por todas, el futbolista tenga su lugar dentro de la sociedad.

Comenzó su carrera en Sacachispas, y como todo primerizo que se precie, se convirtió en otra de las víctimas de Héctor Rama.

Hasta el 66 estuve en Sacachispas, y al año siguiente me prestaron a Nueva Chicago. Allí Rama me hizo firmar un documento, en blanco, que al término de la temporada advertí que significaba el compromiso de actuar en 1968 en J. J. Urquiza. No lo podía creer, me había engañado, pero no tenía otra chance. En 1969 tuve la suerte de que me cedieron a San Telmo, y ahí pasé dos buenos años, me empezaron a conocer.

Como él dice: «nunca se sabe cual fue la alegría mayor que me brindó el fútbol. Cada emoción nueva supera a la anterior, pero es difícil olvidar los buenos momentos pasados.» Por eso guarda un especial recuerdo hacia aquel equipo de San Telmo que disputó, a lo largo de tres torneos clasificatorios, el ascenso a primera con Ferro. Allí había un ataque goleador –«con Vidal, Ayala, yo (Pandolfi), Czentoricky y Monteleone»– y un gran amigo para siempre: Monteleone, hoy en Los Andes. Precisamente los dos pasaron a Lomas de Zamora en 1971, y ambos viven el gran golpe de los mediocres, la inesperada sensación de estar sujetos a la dictadura de la intemperancia.

Creo haber jugado bien en Los Andes. Incluso en el partido que nos significó el descenso. Empero, con total naturalidad, los dirigentes nos ralearon a siete jugadores, con acusaciones absurdas. A mí por indisciplina; no se ante quien o quienes. Nadie explicó nada, y yo inicié un juicio con la idea de seguirlo hasta el fin, y no jugar más en Los Andes. Las circunstancias variaron, dejé la acción legal para poder pasar a Chacarita, pero la actitud de esa gente fue inconcebible. Porque allí no terminó la historia: mientras ellos discutían con San Telmo y Chacarita, por el asunto del libre deuda y de las condiciones del pase, me obligaron a dejarles dos sueldos que me adeudaban -240.000 pesos- y pretendían que les firmara un documento por 170.000 pesos más, que era mí primer sueldo de Chacarita.

Por eso su trabajo en Agremiados. Alguien lo sindicó como «delfín» de Pastoriza, como hombre de reserva.

En algún momento se comentó la posibilidad de un reemplazante si el Pato era transferido al exterior. Pero a mi, por estatuto, no me corresponde el cargo. Ahora, en diciembre, hay elecciones, y personalmente pienso que debe seguir el Pato, si él es un poco la imagen de Agremiados.

Llega al fin la hora de Chacarita, el buen momento de Pandolfi.

Empecé mal, pero tuve dos contras importantes: el necesario período de adaptación al equipo, y los cinco meses que yo sobrellevaba sin hacer fútbol. Me faltó, fundamentalmente, apoyo del director técnico, que no me mantenía como titular; me sacaba generalmente sin razón, aunque de palabra me brindara su confianza. Como no hacía goles la gente comenzó a molestarse,, pero ahora parece que vinieron todos juntos. Me creen el gran goleador, y eso, el encasillamiento en determinada función, me perjudica en parte. A mi me gusta tocar, no sentirme tan solo arriba, como ocurrió casi siempre en mi campaña anterior… Y en Chacarita encontré jugadores exepcionales, que están para pelear la punta con buen fútbol. Siempre le digo a García Cambón que se anime a seguirme, que yo le puedo hacer de receptor de pared… Y qué gran jugador es Carlitos… Igual que Recúpero, eje de todo ataque; o Fucceneco, que a veces es un delantero más, especialmente sobre el lateral derecho… Otro hombre fundamental es Beto Poncio, y la gran sorpresa fue la habilidad del brasileño Andrade: no se achica, desborda, va por cualquier sector…

Sin duda, cuando desechó la posibilidad de jugar en Francia no soñaba que el 72 le vendría tan bien: «Uno de esos intermediarios no me garantizaba en qué club iba a jugar, cuánta plata iban a pagarme, y después de pensarlo mucho preferí mantener tranquilos a todos mis familiares y no cambiar de ambiente tan abruptamente por unos pesos más a esta altura de mi carrera.»

Personalmente, ha progresado. Lo nota quien lo ha visto jugar en la B, con la bandera del pescador veloz, que estaba sólo para el gol.

Estoy mejor preparado físicamente, pero al haber entrado en un equipo como Chacarita, cambié a la fuerza. Aprovecho más mi pique corto, como en el primer gol a Boca, y también puedo ser importante aún cuando no toco la pelota, como en el partido con Central… También pesa la calidad de mis compañeros, que obligan a realizar otro tipo de marcación a los contrarios. Antes, cada vez que iba a buscar un centro, el «cuevero» de ellos venía encima mío… Ahora ya no, porque en Chacarita van muy bien arriba Fucceneco, Poncio, Frassoldati, el mismo García Cambón…

Sí, esa es la evolución de un goleador. Fundamentalmente, de un eterno optimista que, a los 26 años (nació el 7 de septiembre de 1945), esperó con paciencia la buena hora. Por encima de los escollos se alzó el hombre, y no hay duda, eso es lo mas importante.

Revista Goles.
Año 1972.
Entrevista: Guillermo Gasparini.
Fotos: Carlos Fraga.

2 comentarios en “Pandolfi y su llegada a Chacarita

  1. Washington Viola says:

    Hola. Vivo en Montevideo y soy uruguayo. Ferviente simpatizante de Chaca desde aquel equipazo de 1969 (por aquel entonces tenía 12 años; hoy en marzo de 2022, ya tengo 65). Y recuerdo perfectamente aquel equipo de Chaca de 1972, cuando en la cancha de Huracán y con dos goles de Pandolfi, Chacarita le ganó a Boca 2 a 1. Además, Carnevali (fenomenal golero, junto con Petrocelli) atajó un penal esa tarde. Recuerdo que los domingos de noche aquí en Uruguay, un canal de TV pasaba el mejor partido de la fecha de aquel Torneo Metropolitano y fue justamente ese el que dieron aquella noche. Lo disfruté como si estuviese parado en la vieja cancha de madera de San Martín (la que tuve suerte de visitar varias veces). Aún no conozco el nuevo estadio de cemento, pero si Dios quiere ya iré. Mi saludo para todos los funebreros desde Montevideo. Arriba CHACA!!!!!

  2. Pablo Martino says:

    La llegada de Pandolfi a Chacarita fue un gran acierto. En el debut, nomás, contra Gimnasia en San Martín, (entró junto a Andrade) en los últimos minutos y definió el partido. Esa tarde nos
    dimos cuenta que habíamos encontrado los reemplazantes perfectos para Marcos y Orife, ni más ni menos. Hubo partidos extraordinarios de Chaca en ese 1972, como aquél histórico contra Boca, en que Chaca se lo dió vuelta ganando 2 a 1, con 2 golazos de Pandolfi. Lástima
    que sólo lo tuvimos un año y medio, ya que Bilardo vió sus grandes condiciones y lo llevó a Estudiantes en el 73´. Ese año 72´ cerró el ciclo más exitoso de Chaca que vimos futbolísticamente y que había nacido en el 68′.
    fue el año del último gran Chacarita

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